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12/02/2025

¿Reestructuración en AFAC? Lo veremos…

Francisco M. M… / Jueves, 6 Febrero 2025 - 01:00

Cualquier esfuerzo que se haga  siempre y cuando sea un esfuerzo realmente serio y con una verdadera voluntad de cambio para mejorar y dar eficiencia a nuestra AFAC siempre será bienvenido.

Desde hace años, aún cuando existía la DGAC, muchas voces se dejaron escuchar para pedir que nuestra autoridad aeronáutica pudiera contar con los cuatro elementos esenciales para poder hacer un cambio y llevar a la hoy AFAC a cumplir su trabajo con la mayor eficiencia posible.

Presupuesto suficiente, ascenso a la nueva tecnología, personal con experiencia, entrenado, honrado y bien pagado y además me parece fundamental una férrea voluntad para hacer posible los cambios que se pretenden. 

Si el General Miguel Enrique Vallin, Osuna director de AFAC, ya tiene las autorizaciones por parte del gobierno federal y está en posición de contar con estos  elementos que comentamos me parece que puede ser un buen inicio.

La AFAC nos ha informado que está iniciando un proceso de reestructuración y al mismo tiempo toma acciones para implementar una nueva política aeronáutica para los próximos 15 años, una política que pretende considerar a todos los participantes de la industria en diferentes foros y temas para que aporten sus ideas para poder lograrlo.

Un esquema parecido se quiso llevar a cabo a partir del 16 de Octubre del 2019  y fue la razón por la que desapareció la antigua DGAC y se fundó ese día la hoy AFAC.

Tristemente todo quedó en un simple cambio de nombre y las cosas no sólo no mejoraron sino  que han ido de mal en peor durante los últimos cinco años reinando la burocracia, la ineficiencia y la corrupción. 

AFAC es hasta hoy un enorme elefante sentado, muy difícil de mover y que ha caído en una desesperante lentitud para cumplir todos sus procesos y trámites de todo tipo, se ha burocratizado a tal  grado que la propia autoridad aeronáutica ha aceptado que uno de los principales problemas que tiene es la corrupción que impera siendo esta una causa directa de la mayor parte de sus problemas.

Por otra parte,  también se  pretende una revisión a las leyes y reglamentos que deben observar todos los participantes de la industria.

Aerolíneas  comerciales, aviación corporativa, escuelas y academias de vuelo, aeronaves fumigadoras, helicópteros, etc., tendrán la obligación de cumplir, como las hecho hasta hoy en casi todos los casos, con las nuevas directrices de la autoridad en aviación que sean adoptadas.

No parecería tan complicado lograr este cambio reglamentario si se adoptan las medidas que ya se usan con éxito en muchas partes del mundo como en USA a través de FAA y se adaptan a nuestras necesidades particulares. 

Con lo anterior no sólo se mejoran los estándares internos sino que la función de AFAC estaría en mejor posición para trabajar de la mano  con las instituciones en materia de aviación en todo el mundo.

Urge el cambio verdadero y pronto con base a los elementos comentados en el departamento de licencias a personal aeronáutico, en el departamento de medicina de aviación (o como se llame), en el CIAAC y en la oficina de investigación de accidentes aéreos, esta última por cierto, debería ser una oficina totalmente independiente, formada por investigadores profesionales que los tenemos y con presupuesto propio. 

Como están las cosas me da la impresión de que el General Vallín Osuna  tiene las manos atadas mientras no pueda contar de entrada con la asignación de los recursos económicos que se requieren para avanzar en cualquier cambio.

Hay que decir  que “hacer más con menos”, como se pretende pero sin tener dinero y los demás elementos que apuntamos no va a haber resultados y seguirá manteniendo a nuestra AFAC en la mediocridad, la burocracia y la corrupción en perjuicio de todos los usuarios en la industria aérea.

Ojalá que los cambios en AFAC que se están planteando y que se están haciendo públicos pronto sean una realidad y que en el futuro cercano  podamos tener de una vez por todas de una agencia profesional, honesta y eficiente.

La seguridad aérea, comenzando en los escritorios de los altos mandos gubernamentales, debe ser entendida como la mayor prioridad  y el dinero en este concepto no es un  gasto sino una inversión muy redituable.

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