Transportes Aéreos Ejecutuvos (TAESA) inició operaciones en 1988, explotando el nicho de negocio como empresa aérea corporativa y, poco después, en 1989 recibió sus primeras dos aeronaves Boeing 727-100 iniciando, de esta manera, su operación como aerolínea regular, logrando una flota de 32 aeronaves, incluidas aeronaves de largo alcance en 1996.
TAESA también tuvo cierto éxito como empresa carguera, y no fue una casualidad que haya nacido justo al inicio del periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari, que era muy cercano a la familia Hank González, accionistas principales, y esta familia también cercana al dueño y CEO de la empresa, Alberto Abed.
El accidente que sufrió un DC-9 después del despegar del aeropuerto de Uruapan, en 1999, fue la causa del retiro del permiso oficial, la suspensión de operaciones y posterior declaración de quiebra, en el año 2000.
Desde un principio, TAESA fue conocida por tener toda clase de “ayudas” para mantener sus operaciones por parte del gobierno federal, sin que éste tuviera, hasta donde sabemos al menos oficialmente, alguna participación accionaria.
Desde su inicio, la empresa se convirtió en la consentida del gobierno de Salinas y se hizo famosa por todas las irregularidades permitidas, que incluían excesos de jornadas de las tripulaciones, así como mínimos descansos y falta de vacaciones, falta de adiestramientos a personal técnico, fallas en mantenimiento de aeronaves y asignación de todo tipo de concesiones, que incluyeron importantes descuentos en el precio de combustible, así como en el uso de aeropuertos, plataformas y servicios de tráfico aéreo.
La lista de “ayudas” e irregularidades de todo tipo en su operación fue conocida por todos los involucrados en la industria aérea de aquellos días.
La importante ayuda financiera gubernamental bajó sensiblemente el costo de operación de la empresa y le permitió, también, bajar el costo de sus boletos, hasta límites que la llevaron a competir incluso con los precios que ofrecían las lineas de autobuses foráneos en México.
Desde luego, se vino una desafortunada competencia desleal y guerra de tarifas con las otras aerolíneas nacionales que hacían esfuerzos para sobrevivir, operando sin tener las ventajas que tenía TAESA.
No es un secreto el enorme fracaso que han tenido todos los gobiernos mexicanos cuando han incursionado como dueños, administradores o simplemente como favorecedores de líneas aéreas.
Ahora se tiene en puerta, para el 1 de diciembre, el posible inicio de operaciones de la nueva Mexicana de Aviación, administrada y bajo el mando de militares que, debido a su formación castrense, no tienen el conocimiento de los requerimientos de operación regular de aerolínea comercial de transporte de pasajeros.
Hoy mismo no hay información oficial completa sobre el plan de negocios de Mexicana militar, pero ya se pretende iniciar la venta de boletos y habrá que ver cuántos se compran.
A poco más de tres meses del inicio de operaciones, no se sabe si ya se han encontrado y entrenado al los (al menos) 150 capitanes y copilotos, así como sobrecargos y personal de operaciones, trafico y despacho, además de mecánicos calificados que son necesarios.
No se conoce si la concesión, de acuerdo a regulaciones nacionales e internacionales, ha sido otorgada y si su operación ha sido aprobada de acuerdo a eso.
Sólo sabemos que su base será el AIFA, que va a operar rutas ya explotadas por otras aerolíneas nacionales, con 10 aviones 737-800 y que Mexicana, desde ya, está costando de inicio a los contribuyentes la friolera de 4,000 mil millones de pesos.
Hasta alcanzar su rentabilidad, el gobierno federal, a través de Sedena, deberá subsidiar su operación y eso, de acuerdo a los que saben, pude alcanzar la friolera de 15 mil millones de pesos adicionales, o quizá más.
Sedena, por su lado, prevé que esta aerolínea pudiera ser autosuficiente y lograr rentabilidad en el año 2025, un año después del inicio de operaciones, lo cual se ve casi imposible y sería un increíble milagro mundial en la industria desde el punto de vista operativo y financiero, de acuerdo a especialistas.
La nueva Mexicana militar puede “pintar” a futuro, como la antigua TAESA, porque debido a que seguramente va contar con toda clase de “ayudas” por parte del gobierno federal, podría causar un gran desequilibrio en la industria aérea nacional, y ya sabemos que estos desequilibrios terminan afectando la seguridad de las operaciones, posterior quiebras de líneas aéreas y la pérdida de millones de dólares y miles de empleos directos e indirectos.
Esperaremos a diciembre y veremos si Mexicana de Aviación se convierte en realidad y, sobre todo, si no se convierte en otra ocurrencia como otras que puede costar muchos millones de pesos a todos los mexicanos, como ya empieza a verse.
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