Se fueron de México los auditores de FAA y, aunque sonriendo, no se fueron ni convencidos ni contentos después de revisar los pingües avances de nuestras autoridades aeronáuticas en materia de seguridad para regresar a México a la Categoría 1.
De buena fuente nos hemos enterado que los auditores se dieron cuenta de que alguien en AFAC pretendía engañarlos a propósito de lo que dicen haber hecho ya sobre los pendientes encontrados en la auditoría pasada.
Las autoridades de AFAC continúan inmersas en la ineficiencia y las demoras en todo tipo de trámites, siguen siendo un verdadero dolor de cabeza para todos los usuarios de la industria.
Para colmo de males, en el CIAAC sigue siendo un verdadero calvario lograr un trámite expedito y eficiente de exámenes para la obtención de cédulas y títulos profesionales.
Otro punto importante tiene que ver con los trámites en medicina de aviación (o como quiera que se llame), los que a pesar de los esfuerzos de algunos comprometidos, siguen siendo tardados y complicados.
En fin, no ha sido suficiente con la contratación de nuevos inspectores, los cuales por cierto, deben ser entrenados en simuladores de vuelo y recibir mejores salarios como lo recomiendan los auditores de FAA, además de que se tiene que mejorar todo el manejo interno que tiene que ver con expedientes, modernización de manuales, reglamentos y procedimientos, etc.
Una oficina independiente y eficiente de investigación de accidentes formada por personal técnico preparado y con experiencia que pueda contar con los elementos tecnológicos y apoyos necesarios sigue siendo un sueño.
Tal parece que los certificadores de FAA regresarán a fines de julio o agosto para realizar una nueva auditoría, y por ahora no se ve cómo podrían extender el oficio de regreso a Categoría 1 a menos que surja algún arreglo político, lo que se ve difícil si tomamos en cuenta las relaciones tirantes actuales entre México y Estados Unidos respecto a varios temas importantes de la agenda bilateral.
Parece que habemus Categoría 2 por un buen rato todavía en perjuicio de nuestras aerolíneas y desde luego de la economía de nuestro país.
El nombre de México y su industria aérea se encuentran tristemente degradados y devaluados a nivel internacional y que habría que dar gracias de que no existe la Categoría 3.
En AFAC hace falta más que nunca personal entrenado, con experiencia y empático, y eso es algo que se ha dicho desde que se iniciaron de manera incomprensible los movimientos que removieron trabajadores con esas cualidades de las diferentes oficinas y direcciones.
Hay que insistir en que en AFAC falta también apoyo tecnológico y financiero con profesionales a la altura de las necesidades de nuestra industria aérea, y en la agencia sobran la ineficiencia, la corrupción y el burocratismo.
La pregunta surge: ¿Hasta dónde y hasta cuándo?
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