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01/05/2024

Desde Turquía

Francisco M. M… / Miércoles, 9 Febrero 2022 - 18:17

Una mañana de principios del año 2010, apenas un par de meses después de mi jubilación en Aeromexico entraba yo en la oficina de Recursos Humanos en el edificio de Turkish Airlines cercana al aeropuerto Ataturk en Estambul.

Ese día iniciaba el proceso de admisión en la aerolínea Turca y después de la entrevista de rigor y de una sesión de examen en simulador me dieron el sí para continuar con la firma de contrato.

Igual que en México, los Turcos también tienen fama de ser sumamente complicados en todos los procesos que tienen que ver con la industria aérea y yo esperaba que por ser piloto extranjero las cosas serían más complicadas todavía. No fue así.

El primer paso fue presentarme en un elegante hospital en donde en un lapso de dos horas fui sujeto a los exámenes médicos exigidos por la empresa de manera rápida, puntual y profesional.

Ellos mismos me entregaron un pase al restaurante del hospital para desayunar mientras estaban listos los resultados, los que me fueron entregados 25 minutos después de haber terminado la última de las pruebas médicas.

El permiso de trabajo que debía entregarme la oficina de migración en Estambul tomó solo otro par de horas  y al día siguiente debí presentarme en la oficina de licencias de la Dirección General de Aeronáutica Turca en donde serían revisados todos mis documentos incluyendo la licencia de vuelo para poder volar legalmente aeronaves con matrícula de ese país.

Pase a una ventanilla y el encargado me pidió mostrar mi licencia Mexicana, la vio, reviso los otros documentos y en tan solo 15 minutos tenía yo en mis manos un permiso de vuelo provisional sellado por la DGAC reconociendo (como lo permite el anexo 1 de OACI) y manteniendo el mismo número de licencia y capacidades expedidas  por las autoridades de México y con la firma del director general de la autoridad Turca a reserva de recibir la licencia con la nueva capacidad de B777-300ER dentro de los próximos siete días después de cumplir con el adiestramiento.

El permiso para iniciar un adiestramiento periódico me llegó esa misma noche vía correo electrónico y de esa manera siete días después terminando las  tres sesiones de simulador programadas me encontraba volando mi primera ruta entre Estambul y Dubái con un asesor.

El comentario de mi parte al hablar con mi asesor fue mi sorpresa por la velocidad de proceso de contratación, aceptación de mi licencia Mexicana, revisión de documentos, expedición de permisos y entrenamiento por parte de la autoridad aeronáutica de Turquía,  proceso que tomó exactamente 8 días completar desde el día de mi presentación en la oficina hasta que lleve a cabo mi primer vuelo.

Tengo que decir que es bien conocido  el alto grado de burocracia y complicaciones oficiales que en tiempos pasados se debía  enfrentar en la industria aeronáutica de Turquía pero debo decir también que quedé muy sorprendido por la eficiencia y actitud de todas las personas con las que tuve que tratar durante el proceso.

A partir del año 2007 la industria aérea Turca tuvo un crecimiento explosivo y no fue posible contar con los técnicos y pilotos nacionales necesarios para enfrentar ese crecimiento tan importante.

A partir de ahí se tomaron decisiones gubernamentales para que se llevarán a cabo cambios en los puestos clave incluyendo la dirección general de su máxima autoridad aeronáutica y se  tomó la decisión de permitir el contrato de pilotos extranjeros para volar al  mando de aeronaves con matrícula turca.

La autoridad comprendió la importancia del momento y todo lo que dependía de sus decisiones, de la rapidez y eficiencia de todos sus procesos, de contar con personal entrenado y con actitud de servicio.

Se canalizaron recursos económicos y humanos prescindiendo de algunas personas corruptas e ineficientes que terminaron procesadas penalmente.

Más de 300 pilotos extranjeros fuimos contratados para volar con Turkish Airlines en sus diferentes flotas y aerolíneas en un lapso de 12 meses.

Así, de una manera muy resumida se puede entender el tremendo éxito de la industria aérea Turca que incluye un nuevo aeropuerto internacional sumamente eficiente y bien equipado construido totalmente en un lapso de tan solo tres años.

La comprensión del problema y  la toma de las decisiones necesarias y rápidas para lograr eficiencia fueron el secreto para apoyar a la industria aérea turca durante el tiempo de mayor crecimiento de su historia.

Se hizo a un lado la política, el amiguismo, el nepotismo y  la ineficiencia, se combatió la corrupción y la impunidad en el seno de la autoridad aeronáutica y eso  fue en esos días su mayor éxito.

Actualmente existen otros países cuyos gobiernos están invirtiendo todo lo necesario para modernizar los procesos que tienen que ver con la industria aérea.

Están  viendo a futuro y muy conscientes de la importancia vital que tiene su actuación en beneficio no solo de sus aerolíneas que aportan millones de dólares por concepto de turismo y negocios sino de su país que también recibe sus grandes   beneficios.

Ahí hay un gran ejemplo a seguir para nuestra Agencia Federal de Aviación  (AFAC)  la cual  instalada penosamente en la categoría 2 sigue demostrando todos los días que  es  paradójicamente y sin ninguna duda el mayor obstáculo que enfrenta el crecimiento y desarrollo de nuestra industria aérea.

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