“Lo que se alimenta dentro de una persona es lo que crece”
(Johann Wolfgang von Goethe)
En 24 de marzo del 2015 Andrea Lubitz un joven piloto Alemán que ya había estado en tratamiento psiquiátrico tomó la decisión de estrellar su avión en las laderas de los Alpes franceses y con el llevó a la muerte a otros 149 pasajeros y tripulantes.
Este copiloto aprovechó el momento de quedar solo en la cabina del avión Airbus 320 cuando el Capitan la abandonó para ir al baño y con la puerta de la cabina de mando asegurada en cerrado llevó al cabo su misión suicida dirigiendo su avión en descenso franco y controlado hasta estrellarlo en los Alpes Franceses.
Durante sus exámenes médicos previos, Lubitz ya había mostrado ciertas tendencias suicidas y largos periodos depresivos y parece que tomó la decisión de mantener su información médica en secreto sin comunicarlo a la aerolínea para la que trabajaba y reportándose listo para hacer el vuelo.
La avanzada tecnología que hoy se maneja en las más modernas aeronaves está centrando nuestra actuación y cuidado en la programación de todo tipo de computadoras y sofisticados sistemas pero de alguna manera se está olvidando el cuidado que se debe tener en el comportamiento y actuación de los tripulantes o sea, se está dejando a un lado el cuidado del factor humano.
La gestión de factores humanos es una disciplina que trata el desarrollo y aplicación de conocimiento sobre el comportamiento y desempeño humano y está centrado en las tareas, equipo y tecnología, reglas, procedimientos asociados, comunicación, ambiente físico y social, en el que estos profesionales desempeñan su trabajo.
Este caso al que nos referimos se tuvieron varios avisos y antecedentes cuando sabemos que Andrea Lubitz se encontraba enfrentando un importante cuadro de depresión y que había sido sujeto a tratamiento psiquiátrico en varias ocasiones.
La aviación comercial está sujeta en todas sus áreas de operación a estrictas medidas de seguridad y sistemas de control pero en este caso, como en muchos otros que podríamos citar, todo se viene abajo y se desquebrajan esos sistemas que controlan la operación aérea porque nadie pudo pensar que la avanzada tecnología de nuestros días no hubiera podido poner un alto a los deseos suicidas de un demente.
Podríamos decir que la tecnología nos está haciendo olvidar la importancia que tiene el cuidado del factor humano y los resultados de este descuido solo como un ejemplo están claramente representados en las laderas de los Alpes Suizos.
La IATA asegura que una vez superada la emergencia sanitaria la demanda mundial y frecuencia de los viajes podría aumentar en un 3.5% cada año y que casi 4 mil millones de pasajeros a más de 8 mil millones para el año 2037.
Por lo anterior, hoy más que nunca se requiere de mayor cuidado en el comportamiento y trabajo de quienes tienen en sus manos la vida de esos millones de pasajeros cada año
Se debe alcanzar un alto nivel de madurez de la gestión de riesgos de seguridad operacional que son asociados principalmente a cuestiones de fatiga y estrés para evitar el posible desarrollo y aumento de fases de enfermedad psicológica e los tripulantes de aviones comerciales.
En el caso de este accidente provocado en los Alpes Suizos y como es en cualquier otro que se haya presentado o que venga en el futuro no se puede culpar totalmente por su desempeño a una sola persona porque lo que realmente está fallando es todo un sistema.
Hoy , y desde hace mucho tiempo, los esfuerzos relacionados con la seguridad de las operaciones aéreas se orientan hacia el perfeccionamiento de la tecnología teniendo como principio los métodos operacionales de ingeniería avanzada para combatir el peligro lo que en algún momento permitió mantener el número de accidentes aéreos en niveles muy bajos.
Sin embargo, sabemos que el error humano puede neutralizar, voluntariamente o no, los dispositivos de seguridad más avanzados por lo que es necesario orientar otra vez el esfuerzo hacia el cuidado del aspecto del elemento humano en el sistema.
Los pilotos aviadores profesionales tienen en sus manos una enorme responsabilidad que a veces olvidan en la vorágine del día a día en el desarrollo del trabajo.
La alta tecnología que manejan trae como consecuencia el exceso de confianza y eso es lo que está causando incidentes y accidentes achacados al factor humano pero que también son sin duda por causa del sistema que lo está descuidando.
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