“La esperanza no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien sino la certeza de que algo tiene sentido independientemente de cómo resulte” - Vacklav Havel
A lo largo de la historia de nuestra aviación comercial, han surgido, crecido y después desaparecido un buen número de aerolíneas.
Las causas de esas desapariciones y su manejo podría ser un buen tema para escribir un libro grueso y sustancioso.
Sin hablar de otros muy importantes, los dos casos más relevantes de este surgimiento-desaparición a través del tiempo han sido el de Aeronaves de México en 1988 el de Mexicana de Aviación en el 2010 siendo el renacimiento (salvamento diría yo) de la primera como la nueva Aerovías de México con el mismo nombre Comercial de Aeroméxico, una cuestión que tuvo que ver más que nada con el momento político y económico y la imperiosa necesidad de mantener comunicado al país internacionalmente, además de una buena dosis de suerte, sin duda.
Lo sucedido con la suspensión de operaciones de Mexicana de Aviación, que fue una de las líneas comerciales más antiguas del mundo, fue un verdadero desastre en todos sentidos, ya que se complicó el proceso legal habiendo involucrado, entre otras cosas, cuestiones políticas de ese tiempo no muy difíciles de comprender.
Un pésimo, y como también sabemos, fraudulento manejo administrativo, desatención del gobierno y la incredulidad de los sindicatos por no hablar de complicidades conscientes o inconscientes, dieron al traste con una empresa de calidad mundial, dejando en el limbo a miles de trabajadores de todas las áreas y a sus familias.
Las noticias de los últimos días dan cuenta de la intención del actual gobierno de crear una nueva aerolínea, con su propia participación y la de algunos empresarios mexicanos, con el objetivo de “revivir” a Mexicana de Aviación (cuyo nombre comercial, por cierto, no podría ser utilizado por todo el enjambre legal en el que todavía hoy se encuentra la empresa).
Por lo anterior la nueva aerolínea podría ser viable aprovechando la experiencia de muchos de los ex trabajadores de Mexicana, que todavía están en edad activa si es que ellos, gobierno y empresarios logran ponerse de acuerdo.
El entorno actual no es sencillo para la creación de una nueva aerolínea.
Nuestra aviación atraviesa por una grave crisis, consecuencia de la pandemia mundial, la competencia por pasajeros y rutas es a morir, nuestras autoridades de AFAC han sido degradadas a categoría 2 y el gobierno no está sobrado de recursos económicos, entre otras cosas.
De entrada, la noticia es, desde luego, bienvenida para miles de familias.
Resulta importante hacer una profesional y efectiva investigación de mercado y de negocio, a fin de que los posibles empresarios se animen a invertir su dinero y es vital darles garantías y seguridad en su inversión en un momento en que desafortunadamente existe cierta resistencia para invertir en nuestro país.
Empezando por el propio nombre de Mexicana de Aviación, ninguno de sus bienes puede ser utilizado legalmente en una nueva aerolínea por lo que habrá de pensar en el nuevo nombre y marca comercial que habría de partir de cero en el mercado muy competitivo.
Habrá que investigar, de acuerdo con las condiciones del mercado de pasajeros y rutas pretendidas, qué tipo de aeronaves y cuántas pueden ser necesarias en el inicio de esta nueva empresa, así como los procesos de entrenamiento o recalificación de tripulaciones.
Ni que decir de la necesidad de un cuadro administrativo y directivo de primer nivel, compuesto por profesionales de probada experiencia y conocimientos sobre la industria aérea.
La creación de una nueva aerolínea no es cosa de unas semanas.
Planearla, estructurarla y ponerla a volar de manera segura y eficiente puede tomar meses o incluso años, por todo los requisitos con que debe cumplir, eso si se quiere hacer de manera profesional y segura, pensando en el lanzamiento de una empresa aérea que tenga éxito administrativo y operacional.
No es un secreto en qué aeropuerto podría tener su base de operaciones esta nueva aerolínea si pensamos que, aparentemente y de acuerdo con lo comunicado en medios, es el gobierno mexicano uno de los mayores accionistas y ya sabemos su interés por la operación del aeropuerto de Santa Lucia, aunque este es otro tema que también será del interés de los otros accionistas y de los propios trabajadores.
Hay muchas preguntas que responder y mucho que hacer si este asunto de formar una nueva empresa aérea va en serio, porque además nuestra industria y nuestro país no están en condiciones de fallar como se ha fallado ya tantas veces en años pasados.
Por otra parte también vale la pena preguntarnos si antes de llevar a cabo este nuevo proyecto no es momento primero de resarcir económicamente a todos los trabajadores que dejaron su vida en Mexicana, porque se debe tomar en cuenta que muchos de ellos ya no están en edad de retomar el trabajo y no deberían quedar fuera de este proyecto.
Sinceramente, y por el bien de miles de familias, esperamos que este nuevo plan no sea solo una ocurrencia política temporal y que pronto lo veamos hecho una realidad.
Para toda la familia de Mexicana, siempre mis mejores vibras.
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