“Trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla” - Albert Einstein
Nada había pegado tan fuerte a la industria aérea mundial desde la recesión del año 2008 como la actual crisis sanitaria que ha provocado el coronavirus, cuyo daño colateral en la economía de todos los países es de consecuencias muy difíciles de predecir y, peor todavía en el nuestro, donde las políticas económicas del gobierno están ahuyentando capitales, empresarios e inversores quienes ya han perdido la confianza.
Según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), las pérdidas económicas acumuladas por las aerolíneas de todo el mundo podrían alcanzar la friolera de los 252 mil millones de dólares hablando de manera conservadora, lo que tendrá como consecuencia la necesidad de repensar la manera en que las aerolíneas van a atraer en el futuro a sus pasajeros, quienes por razones obvias, estarán buscando las mejores opciones hablando de costo, rutas, conexiones y servicio.
El pasajero turista o de negocios del futuro ya no será el mismo que ha sido hasta ahora: cuidará más sus recursos y será mucho más exigente, por lo que las administraciones deberán usar su imaginación para asegurar su lealtad.
Por otra parte, los trabajadores de las diferentes aerolíneas de México deberían pensar en que las cosas van a tardar años en volver a ser como eran hasta hace un par de meses, por lo que deberán estar preparados y también usar su imaginación para apoyar no solo la sobrevivencia de sus fuentes de trabajo sino su desarrollo y éxito futuros.
El trabajador de la industria aérea de hoy debería ser más proactivo y reflexionar, usando su experiencia laboral, para poner en la mesa de negociaciones nuevas ideas, nuevas formas y nuevas y más simples propuestas para mejorar de manera ética y responsable la relación laboral.
Por su parte, los administradores deberían aprovechar esta oportunidad para hacer lo mismo, recordando que sus trabajadores son su mejor y más preciado activo y que son ellos con su experiencia y habilidades los que le dan vuelta a la manivela de la máquina de hacer dinero. Así de fácil.
La crisis sanitaria va a pasar, como han pasado muchas otras, pero derivado de esta previsiblemente vendrán otro tipo de problemas y la única manera de enfrentarlos y salir bien librados de ellos es haciéndolo juntos, trabajadores y administradores, de manera responsable y empática.
No son pocos los países cuyos gobiernos están dispuestos a apoyar económicamente a sus aerolíneas, empezando con Estados Unidos y los países árabes, pero tristemente México no parece ser el caso, ya que el propio gobierno ha anunciado que no habrá ninguna clase de apoyos a modo de rescate para las aerolíneas del país.
Por lo anterior, sabemos que hoy más que nunca depende de trabajadores y administradores, y solo de ellos y sus ideas, la salvación, desarrollo y éxito de la industria aérea de nuestro México.
El transporte de pasajeros turistas y de negocios y carga es la segunda entrada de divisas a México, por lo que las empresas aéreas del país deberían ser apoyadas en todo momento por el gobierno, tal y como lo hacen otros en el mundo que ven a su industria aérea no sólo como una cuestión de seguridad nacional sino como una forma segura de salir de la crisis económica que viene.
En aviación, aquel que piensa al día ya está atrasado, así pues habría que reaccionar antes de que el futuro alcance a nuestras aerolíneas nacionales, entendiendo que hoy están más desprotegidas que nunca y que sólo cuentan con ellas mismas, con su gente y con sus recursos para sobrevivir.
Es el momento de las productivas ideas y que el encierro al que estamos sujetos nos llame a la reflexión para encontrar caminos nuevos y para poder hacer las cosas de manera más simple y mejor; nuestros hijos y las generaciones que vendrán así lo merecen.
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