“Cuando no se puede cambiar la dirección del viento, simplemente ajusta las velas.” - H. Jackson Brown Jr.
A través de la historia, la industria aérea mundial siempre ha sido de las primera en resentir los efectos de todas las crisis que ha vivido el planeta.
Hemos tenido aumentos en los precios del petróleo, guerras, terrorismo, recesiones económicas, epidemias, etcétera y sin embargo la industria como tal ha sobrevivido, aunque hay que decir los costos han sido muy altos.
El peor acto terrorista de la historia, perpetuado el 11 de Septiembre de 2001 en el que, por cierto, se usaron aviones comerciales repletos de pasajeros para convertirlos en bombas volantes, causó un verdadero terremoto económico y social alrededor del mundo e hizo pensar que no habría manera de que la aviación comercial pudiera sobrevivir y sin embargo, no sólo sobrevivió, sino que a pesar de los obstáculos ha tenido el ciclo de desarrollo más grande de su historia.
Hoy la industria aérea debe enfrentar otra crisis que se considera aún peor que cualquiera de las anteriores y de mayores consecuencias, por culpa de un virus no conocido que ha causado una pandemia en combinación con una guerra económica que iniciaron Arabia Saudita y Rusia. Todo combinado ha creado la tormenta perfecta para que el mundo tiemble hasta en su último rincón.
En Mexico al igual que en otros países, las aerolíneas han tomado medidas financieras y operativas que buscan cruzar esta zona de mal tiempo con el mínimo daño, aunque los especialistas prevén que al final sólo aquellas aerolíneas que sean fuertes en sus finanzas y en su calidad operativa, podrán sobrevivir.
En este rango se encuentran todas las aerolíneas chicas y grandes, de bajo costo, regionales, domésticas e internacionales de todo el planeta, que tendrán que aplicarse en la implementación de planes de verdadera ingeniería financiera para reducción de costos y así poder sobrevivir a los daños que son inminentes.
Algunas de las aerolíneas más grandes e importantes del mundo han reducido sus operaciones en más de en un 50% y ya aplican planes de jubilación voluntaria, vacaciones, suspensiones temporales de puestos de trabajo sin goce de sueldo a sus empleados, entre otras acciones.
Por otro lado, otras empresas aéreas van a aprovechar el tiempo de sus aviones en tierra para llevar a cabo reparaciones mayores y programas especiales de mantenimiento para tener sus flotas en óptimas condiciones y otros planes operativos para relanzar las operaciones.
Están realizando revisiones de rutas e itinerarios para estar en condiciones normales de operación en cuanto la emergencia haya pasado, así como mantener y adelantar los programas de adiestramiento de sus tripulaciones para tenerlas listas sin ninguna restricción cuando sean necesarias.
A pesar de la crisis actual, los planes de crecimiento y desarrollo de algunas de ellas no se han cancelado, porque saben que está crisis va a pasar después de unos meses y será entonces cuando van a requerir de todo su potencial económico, operativo y laboral para retomar el vuelo y lograr su recuperación.
Comentaba en mi entrega anterior que, en tiempos de crisis, también hay oportunidades y esas no se pueden dejar pasar porque actuar en tiempo, forma y con imaginación puede marcar la diferencia entre sobrevivir o desaparecer.
A propósito de nuestras líneas aéreas nacionales, es el momento de la solidaridad y de la unión de fuerzas, del entendimiento y de la comprensión del grave problema que se tiene enfrente para que administradores y trabajadores (incluyendo a las autoridades aeronáuticas) puedan lograr un verdadero equipo y con actitud positiva en la solución de todos los problemas.
Así se ha hecho en el pasado y así se vencieron los obstáculos.
Seguramente no será la última crisis y por experiencias vividas ya sabemos que lo que no nos mata nos hace más fuertes.
Así pues, vale la pena cualquier esfuerzo conjunto que lleve a nuestra aviación a pasar con éxito esta tormenta perfecta.
Facebook comments