“La ética es la práctica de reflexionar sobre lo que vamos a hacer y los motivos por los que vamos a hacerlo” - Fernando Savater
El 17 de diciembre de 1903 y sólo por una distancia de cuatro millas los hermanos Wright encontraron la manera de hacer volar un objeto más pesado que el aire y desde entonces han pasado casi 117 años de un impresionante (a pesar de muchos problemas y crisis mundiales) crecimiento de la aviación y de una tecnología aeronáutica que ha sobrepasado por mucho las más atrevidas mentes futuristas.
Así nació la aviación, con una aeronave y un piloto.
A través de tantos años, el hecho de volar un avión ha desarrollado procesos muy complicados y en nuestros días son muchas las personas con diferentes especialidades las que se encargan de esos procesos.
Pilotos, mecánicos, despachadores de vuelo, agentes de tráfico, auxiliares de vuelo y controladores de tráfico aéreo están a la cabeza de una lista interminable de profesionales cuya principal enmienda es hacer su trabajo de manera que se pueda garantizar la seguridad de millones de pasajeros que se transportan por aire alrededor del mundo.
Ninguno de los profesionales de la aviación moderna sobra, todos son necesarios por el trabajo que realizan y entre ellos debo mencionar a los Controladores de tráfico aéreo.
Hace apenas unos días nos enteramos en los medios de una huelga iniciada por estos especialistas mexicanos, quienes son indispensables en la cadena de seguridad aérea. con el objeto de salvaguardar sus condiciones laborales y contractuales. Aunque la huelga no fue una una como tal, ya que han seguido trabajando “bajo protesta” llamó la atención de mucha gente, aunque parece que no mucho la de las autoridades encargadas de resolver el problema.
Conozco a muchos y puedo decir que el controlador de tráfico aéreo es un profesional responsable y comprometido, preparado y con un alto sentido de lo que significa la palabra seguridad.
He escuchado trabajar a muchos no solo desde mi cabina de vuelo, sino que los he visto en su propio ambiente estando presente en las instalaciones de diferentes centros de control como el de la Ciudad de México, Nueva York, Los Ángeles, Atlanta, Estambul y Mumbái y en todos los casos he visto a personas concentradas y de un nivel profesional a toda prueba.
Nuestros controladores de tráfico aéreo pueden ser comparados con los mejores del mundo, e incluso, en muchos casos, rebasan esa expectativa y se convierten en trabajadores muy especiales y reconocidos en todo el planeta.
Ellos se han convertido en verdaderos administradores del espacio aéreo en lugares como -solo por citar un ejemplo- el valle de México, el cual ha podido recibir hasta 75 operaciones por hora, hasta mil 300 en un solo día, más de 40 mil al mes y casi 500 mil operaciones al año en un valle reducido para las grandes aeronaves de la actualidad, rodeado de grandes zonas montañosas y con condiciones de tiempo muy variables durante todo el año.
Las densas nieblas y los fuertes vientos de invierno, las áreas de turbulencia fuerte en primavera y las tormentas eléctricas en verano obligan a las aeronaves a buscar desviaciones y rutas alternas. Los controladores están siempre ahí, conscientes, viviendo las necesidades y los problemas de los pilotos, para sortear estas condiciones o para ayudar en todo lo posible con sus conocimientos y experiencia en caso de una emergencia.
Hay que decir que desafortunadamente y como ha sucedido siempre, México se encuentra muchos pasos atrás en cuanto a la más moderna tecnología en la actualización de sus equipo de control de tráfico y tenemos, en casi todos los centros de control del país, sistemas antiguos, mal mantenidos y con fallas constantes, lo que complica mucho el trabajo de los controladores, atentando contra a la seguridad.
Por otra parte, las incomprensibles decisiones gubernamentales sobre el sistema aeroportuario mexicano están comprometiendo no solo el presente sino el futuro de la aviación comercial de nuestro país, provocando aeropuertos congestionados y espacios aéreos repletos de aeronaves con cientos de pasajeros a bordo, por lo que en algún momento quizá los controladores no puedan garantizar la seguridad de las operaciones. Aunque ya lo han manifestado en algunas ocasiones, llegará el momento de la crisis y de las decisiones radicales en nombre de la seguridad.
Ese momento se podría llegar y provocar un verdadero paro de los controladores aéreos en México, como ha sucedido en otras partes del mundo y las consecuencias serían desastrosas para aerolíneas, gobiernos y pasajeros como ya se han visto. Sin embargo, los controladores llevan mano, mucho depende de ellos mismos, la seguridad debe ser su prioridad y si no pueden garantizarla en algún momento, por las razones que sean, deben gritarlo a los cuatro vientos... cualquier otra cosa es secundaria.
Dicho lo anterior, resulta prioritario y urgente encontrar soluciones, reconocer la calidad de su trabajo y ofrecer a los profesionales de control de tráfico aéreo mexicanos condiciones técnicas, laborales y contractuales de acuerdo con sus altos niveles de responsabilidad y al magnífico trabajo que desarrollan porque, además, se lo han ganado y se lo ganan con cada hora de trabajo.
La “austeridad franciscana“ no aplica cuando se pone en riesgo la seguridad aérea y cuando se debe cuidar la vida de los millones de pasajeros que viajan en avión.
Que conste.
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