“Los chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra crisis. Una pincelada significa peligro y la otra significa oportunidad. En una crisis toman conciencia del peligro pero reconocen la oportunidad” - John F Kennedy
No hay industria en el planeta que sufra más que la aviación comercial cuando las cosas se descomponen a nivel mundial, ya sea desde el punto de vista social, político o económico y, a través de la historia, hemos tenido pruebas contundentes de ello.
El nivel de ganancia o rentabilidad en la operación de una aerolínea es tan reducido que con cualquier turbulencia los números reaccionan de inmediato y las ponen en mala posición para sobrevivir y competir.
Son muchas las aerolíneas que han nacido pero que, en el corto plazo, han desaparecido y también ha habido otras de larga historia y famoso nombre que se han ido a la quiebra y que de una forma u otra modificaron la manera de hacer aviación en el mundo.
Hoy, a pesar de un panorama incierto, la aviación comercial está creciendo, las empresas aéreas de todo el planeta siguen comprando nuevas aeronaves, siguen ampliando sus mercados y siguen buscando personal de vuelo y tierra con experiencia. Sin embargo, resulta fácil comprender que solo aquellas aerolíneas bien dirigidas, con visión de futuro y con modernas técnicas de administración podrán sobrevivir a lo que podría venirse en el mediano plazo.
Ya desde antes del atentado terrorista a las Torres Gemelas en septiembre del 2001, muchas aerolíneas del mundo sufrían las consecuencias de los altos costos de operación y un probado exceso de oferta de asientos, pero este acto terrorista fue la puntilla a la industria de la aviación comercial en todo el mundo y vino a provocar una reestructuración del modelo de negocios de las aerolíneas con reducciones de personal, salariales y una menor oferta de asientos.
Las empresas aéreas han adquirido experiencia y encontrado diferentes maneras de prever todo tipo de crisis, desde actos terroristas, aumento de precios de insumos y petróleo hasta epidemias y guerras. Estoy convencido de que una vez más deben estar preparadas para atravesar los nubarrones que se ven al frente.
En primer lugar podemos poner los problemas arancelarios entre las dos mayores potencias del planeta, Estados Unidos y China,y que podrían derivar en una verdadera guerra económica que afectaría a todo el mundo, sin olvidar las posiciones estadounidenses con Corea del Norte y su programa nuclear así como el reciente problema surgido con Irán que hasta ha amenazado con cerrar el Canal de Suez lo que provocaría un conflicto de proporciones mayores en Medio Oriente y que traería consecuencias económicas mundiales.
Son tantos los conflictos en desarrollo que podrían afectar de manera importante a la industria de la aviación mundial, empezando con un incremento en los precios del combustible (que es el mayor gasto de cualquier aerolínea) lo que sin duda afectaría sus números, su operación y su crecimiento.
A pesar de los pronósticos turbulentos, la OMT (Organización Mundial de Turismo) prevé que el número de turistas siga aumentando cada año en un 4% y para el año 2020 serían mil seiscientos millones de personas en viajes de placer las que se moverían alrededor del mundo.
Nuestro México también tiene sus propios problemas y desafortunadamente la desconfianza en muchas de las acciones tomadas en los últimos cinco meses de gobierno -desconfianza que comparten las más importantes calificadoras mundiales y expertos nacionales- puede agudizar un problema económico que se ve venir en el mediano plazo y que, sin duda, afectaría a nuestras aerolíneas comerciales y desde luego a todo el país.
Muchos coincidimos con lo expuesto por Rosario Avilés lo que, por cierto es una necesidad que ya se ha convertido en una muy antigua demanda por parte de todo tipo de expertos mexicanos referente al tema de que nuestro país tenga una política aérea de Estado que pueda garantizar una aviación comercial segura, bien regulada, eficiente, confiable y con futuro.
Sabemos que las crisis también pueden traer oportunidades, sabemos que en aviación quien piensa al día ya está atrasado y quienes no lo vean así y no actúen en consecuencia ya están condenados.
Ojalá que nuestras aerolíneas nacionales tengan la imaginación y la visión necesarias para prepararse para ese futuro que se ve prometedor, aunque ese futuro también trae grandes retos y obstáculos que habrá que superar para sobrevivir, y eso solo lo van a lograr las mejores.
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