Terminada por ahora la negociación, muchos pilotos de la aerolínea no tienen claros los términos y las repercusiones reales que tendrá el nuevo convenio laboral entre Aeroméxico y ASPA, una vez que éste entre en práctica.
De acuerdo con las declaraciones de la empresa y el sindicato, resulta un hecho que para reducir la brecha de las percepciones entre los pilotos del llamado contrato B y los del A, va a ser necesario para los primeros aumentar sus horas de trabajo y obtener el pago adicional por horas extras además de que todos son sujetos de un nuevo convenio (otro más) de productividad “que se traducirá en beneficio para ambas partes", según dijo el Doctor Conesa.
Con esto, ¿están todos contentos?... no tanto.
He tenido la oportunidad de platicar con algunos compañeros pilotos activos, y me confirman que no alcanzan a comprender el resultado de esta negociación, y que será necesario esperar un par de meses para saber si este nuevo convenio realmente ha traído beneficios para una buena parte de los pilotos que trabajan bajo el contrato B y si era lo que se buscaba desde un principio.
Así pues, muchos pilotos todavía no saben exactamente de qué se trata este nuevo acuerdo y se encuentran confundidos, pasmados e incrédulos.
Me parece que la dirigencia del 2010 cometió un grave error. Por su parte, y por falta de información adecuada y desconocimiento de sus repercusiones a futuro, la planta de pilotos avaló en asamblea general un convenio que establecía diferencia de condiciones laborales, y en las percepciones económicas de un 40 por ciento entre un grupo de pilotos y otro que hacen exactamente el mismo trabajo, lo que va en contra de los principios básicos del sindicato en cuanto a igualdad y justicia para todos los miembros.
No hay que olvidar que justamente esta desigualdad en las percepciones salariales y el abuso de los empresarios fue uno de los motivos principales para la formación de la asociación en 1958.
Tal parece que el Secretario General de ASPA, Mario Aguilera, y el resto del comité percibieron perfectamente el momento de inestabilidad que las diferencias contractuales han provocado entre la planta de pilotos, e hicieron todo lo necesario para llegar a un arreglo con la administración de Aeroméxico, estando conscientes de que ir más allá para lograr sus demandas podría haber tenido un altísimo costo para el sindicato.
Esta vez desafortunadamente no fue un ganar-ganar porque tal parece que también la administración de la empresa supo leer la situación al interior de ASPA, y simplemente aprovechó la oportunidad y le dio la vuelta a todo el asunto y pudo lograr un convenio de productividad que no estaba en la mente de los pilotos al inicio del conflicto, y que bien utilizado le podría beneficiar más de lo que puede beneficiar al grupo sindicalizado.
Este convenio incluye, entre otras cosas, venta de días de descanso y vacaciones, lo que parece contrapuesto a las exigencias de descansos adecuados y jornadas menos largas para evitar la fatiga de la que tanto se ha hablado y que tantas quejas a provocado últimamente, incluso por los propios pilotos que lo consideran un asunto que puede afectar la seguridad en sus vuelos. Tomando en cuenta lo anterior, haber sacrificado descanso por dinero resulta una situación difícil de comprender.
Ya lo había comentado en otra de mis colaboraciones en este espacio, el ciclo se repite y me parece que ASPA salió de la negociación obteniendo una buena cantidad de espejitos.
Como sea, ahora los pilotos, todos los del A y los del B, están bajo un nuevo convenio laboral y habrán de cumplir las obligaciones a las que se han comprometido, porque el sindicato nunca ha dejado de honrar sus compromisos.
En ASPA debería de haber una seria reflexión sobre lo sucedido durante este conflicto. Comité y planta de pilotos deberían avocarse y mejorar lo antes posible los procedimientos de comunicación y de información entre ellos y hacer lo necesario para mantener la unidad, que a final de cuentas es la mayor fuerza que tiene cualquier sindicato.
Debería pensarse muy bien en los nuevos procesos de votación y en un cambio urgente de estatutos para que las decisiones realmente importantes, y que afectan a todos los pilotos no sean tomadas por solo 50 que asisten a una asamblea.
Más tarde que temprano las diferencias contractuales van a provocar nuevamente otro conflicto con la empresa, y lo peor es que la situación traerá más inestabilidad al interior del sindicato si no se toman medidas para evitarlo.
El hecho de que se haya llegado a un acuerdo no ha solucionado el problema de fondo, que es la diferencia en las condiciones laborales entre ambos contratos por lo que hay que aprovechar el tiempo y pensar en nuevas estrategias al interior y hacia el exterior para solucionar éste y todos los problemas a futuro.
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