Con la vista puesta en el recientemente aprobado convenio aéreo con Estados Unidos, la titular de la subsecretaría de Comunicaciones y Transportes declaró muy atinadamente hace unos días en el marco del Consejo Mexicano del Transporte y Logística (CMET) lo siguiente:
Es necesario dotar al transporte mexicano de una infraestructura adecuada, de un marco regulatorio que otorgue certidumbre y de acuerdos internacionales que faciliten el tránsito de personas y mercancías por las fronteras del país, con el fin de ampliar los espacios de participación de la industria nacional en otros mercados". ¡Muy bien!
La subsecretaria también agregó que con el nuevo acuerdo bilateral recientemente firmado, las grandes diferencias de competencia entre aerolíneas mexicanas y estadounidenses deben estar sujetas a una "legislación propicia que no limite ni asfixie el crecimiento económico de la industria”.
También me llaman la atención las palabras del doctor Soto Morales, abogado en Derecho Aeronáutico e investigador y profesor de la Universidad Panamericana, que ha declarado sobre la "necesidad de analizar la modificación de los marcos que regulan la industria aérea en México".
Según recuerdo, el ingeniero Eugenio Méndez Docurro, quien fue secretario de Comunicaciones y Transportes en la década de los setenta, alguna vez hizo una declaración muy parecida al respecto en aquellos días.
Este comentario deja ver claramente que en nuestro atribulado México no hay manera de hacer un plan de vuelo de largo alcance si tomamos en cuenta que hoy, en pleno 2016, aún se tiene la misma necesidad de la que habló el Méndez Docurro y continúa vigente después de casi cincuenta años de "desarrollo" de la industria aérea de nuestro país.
En fin, la misión de la Secretaría de Comunicaciones que está escrita en su página oficial es: "generar las bases para el desarrollo y modernización de la infraestructura de comunicaciones en el país, a través de la definición de políticas y programas que incentiven la inversión en el sector a efectos de que los usuarios tengan acceso a una mayor diversidad de servicios con precios más accesibles"... más claro ni el agua.
Pero en lo que parece algo ciertamente contrario a lo anterior, no podría faltar la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), y su secretario técnico, Sergio López Rodríguez, que dejan en claro que, de acuerdo al expediente SV-016-2016, la Comisión podría virar 180 grados en su decisión de aprobar la fusión entre Delta y Aeroméxico.
Ahora ponen en medio, para no autorizar la alianza, las denuncias de la empresa Aeropuertos y Terrenos S.A. (ATSA), ante la COFECE, relacionadas con la propiedad de los terrenos que ocupa el centro de Adiestramiento Alas de América, al reclamar el 50 por ciento de las acciones que antes tenía la extinta Mexicana de Aviación, aunque Aeroméxico insiste en que ella es la propietaria del 100 por ciento.
De acuerdo a información de Excélsior "el secretario técnico de la COFECE determinó cuatro cosas: acreditó a ATSA como tercer afectado, admitió la información que le proporcionó, inició la integración de este nuevo expediente y lo que es lo más relevante: se reserva el derecho de llamar a declarar a Aeroméxico y a Delta".
Lo anterior quiere decir que la alianza entre las dos aerolíneas no es un hecho todavía, y que el trámite podría enfrentar un vuelo muy largo, con turbulencia, lluvia, granizo, rayos y centellas.
Éste es sólo otro problema, un obstáculo más que afecta la apertura al mundo y la modernización de la aviación en México, por lo que podemos decir que podría tomar mucho tiempo (que casi no tenemos) y mucha burocracia (que siempre nos sobra) para que nuestra industria aérea pueda alcanzar el nivel de modernidad que merece.
En estos días, tal y como ha sido desde que lo recuerdo, nuestra aviación es manejada sin rumbo, debido a la falta de una política de estado definida y definitiva, que bien podría evitar los brincos en tantos y tantos temas con base, entre otras cosas, en una regulación adecuada al momento que vivimos.
Esta adecuación debió llegar hace mucho tiempo, y sería bueno recordar que en aviación, el que vive al día ya está atrasado, y eso quedó de manifiesto cuando México fue degradado a categoría 2, por no cumplir con los estándares internacionales exigidos a la industria hace unos años, aunque tal parece que no se aprendió de esa lección.
Como testigo presencial por más de cuatro décadas de la forma en que se hacen las cosas en la industria aérea de nuestro México me pregunto qué, quién o quiénes podrían estar detrás de todo este asunto, y estar interesados en descarrilar la unión entre Delta y Aeroméxico? Quizá algún un día lo vamos a saber.
Hablando de Aeroméxico y Delta, un querido y respetado colega me decía que todo tipo de alianzas y convenios aéreos pueden poner a nuestra industria de rodillas frente las grandes aerolíneas, que son nuestros enemigos comerciales en todo el mundo. La competencia es realmente feroz.
Yo no lo creo así, a pesar de anclas y obstáculos nuestra industria aérea se defiende, hace su esfuerzo por crecer y modernizarse, y aunque es verdad que debe enfrentar la competencia del exterior, existe otra que es una competencia desleal que no le permite despegar.
Es fácil darnos cuenta de que esa competencia en la industria no es totalmente externa, y no es sólo comercial sino que es política, y se encuentra en el interior al igual que sus propios enemigos... fuego amigo, pues.
Mientras esto pasa en México, las autoridades aeronáuticas y gubernamentales en muchas partes del mundo hacen su trabajo rápido y con eficiencia entendiendo los tiempos.
Los gobiernos regulan y apoyan claramente el funcionamiento de su aviación comercial, las autoridades aeronáuticas trabajan eficientemente y sin demoras burocráticas, las aerolíneas crean alianzas, modifican estrategias, se modernizan, crecen con visión de futuro y a pasos que dan miedo, convirtiéndose en gigantes que van por todas las canicas.
En México cuando no es una cosa es otra, mientras nosotros estamos inmersos en nuestras muy mexicanas actitudes burocráticas, guerras de intereses, y pleitos internos, todos (incluidos autoridades, empresarios trabajadores y los que se quieran agregar) vemos pasar a los grandes de la industria aérea mundial por el carril de alta velocidad en su camino para comernos el mandado… Ni cómo ayudarnos.
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