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28/03/2024

Pilotos con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

José Luis Merino / Martes, 12 Abril 2022 - 18:17

Diversos estudios coinciden en que al menos el 80% de los accidentes de aviación son atribuibles al error humano como resultado de alguna falla en el desempeño cognitivo del piloto, con distracciones y errores en la toma de decisiones aeronáuticas. Por ejemplo, cuando un piloto decide despegar en condiciones marginales de vuelo VFR (Condiciones de vuelo visual) y a medida que las condiciones meteorológicas se deterioran, ingresa a condiciones IMC (Condiciones de vuelo por instrumentos), y en muchas ocasiones al adolecer de entrenamiento en vuelo por instrumentos, es posible perder el control de la aeronave. En tales circunstancias el accidente fatal puede clasificarse como un evento de «pérdida de control», pero se originó en malas condiciones y por malas decisiones del piloto. Incluso los pilotos experimentados que no tienen condiciones médicas y/o psicológicas pueden cometer errores en ADM (Aeronautical decision making).

La probabilidad de un accidente originado por una distracción o un ADM deficiente aumenta cuando el piloto tiene una condición que afecta negativamente dichas habilidades. El Trastorno por Déficit de Atención hiperactivo (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo con síntomas de falta de atención y/o hiperactividad y/o impulsividad que interfieren con el funcionamiento o el desarrollo. El TDAH ocurre en aproximadamente el 5 % de los niños y con frecuencia persiste hasta la edad adulta, afectando a alrededor del 2,5 % de los adultos.

Tres subtipos de TDAH se basan en los síntomas exhibidos: una presentación «distraída», una presentación «predominantemente hiperactiva/impulsiva» y una presentación «combinada». Los tres incluyen síntomas que representan un peligro para la seguridad del vuelo.

La falta de atención se manifiesta conductualmente en el TDAH, como ser un piloto desorganizado, distraerse fácilmente, desviarse de la tarea y tener dificultad para mantener el enfoque. La hiperactividad se refiere a una actividad motora excesiva o una inquietud extrema. La impulsividad se refiere a acciones apresuradas sin la consideración adecuada de las posibles consecuencias, a pesar de un alto potencial de daño.

Las investigaciones de la NTSB sobre accidentes mortales atribuidos al TDAH han documentado que los pilotos con TDAH: no se prepararon adecuadamente para el vuelo, continuaron el vuelo cuando no era aconsejable, se involucraron en acciones peligrosas, se distrajo y cometió errores críticos. Debido a los riesgos que plantea el TDAH para la seguridad de los vuelos, las autoridades reguladoras de todo el mundo consideran que el TDAH es una condición que descalifica a los pilotos.

Desafortunadamente, los pilotos a veces no revelan el TDAH en los servicios dictaminadores de medicina de aviación. La FAA en particular se ha enterado de la condición después de un accidente fatal cuando los resultados de toxicología revelan la presencia de medicamentos utilizados para tratar el TDAH. En particular, los tratamientos farmacológicos para el TDAH no están aprobados para volar debido a que pueden causar efectos nocivos en las funciones perceptivas, motrices y cognitivas así como impedir el reconocimiento de la fatiga. Además, su efectividad es limitada en el tiempo, una preocupación particular si se omite una dosis o si el tiempo de vuelo excede el impacto terapéutico del fármaco.

Lo que complica el panorama es el hecho de que un diagnóstico inexacto de TDAH no es infrecuente. El diagnóstico adecuado del TDAH es un proceso complejo y lento. Los proveedores médicos, que actúan bajo la presión del tiempo y tratan de responder a las preocupaciones de los pacientes (o de sus padres), a veces recetan medicamentos para tratar el TDAH o asignan un diagnóstico sin evidencia adecuada del trastorno. El resultado es un subconjunto de la población adulta con un historial documentado de tratamiento para el TDAH, algunos de los cuales realmente tenían la afección y otros que probablemente no.

Para determinar si el impacto adverso del TDAH está presente o no, la FAA requiere una evaluación exhaustiva por parte de un psicólogo aeronáutico autorizado. Es más benéfico ver a un psicólogo familiarizado con los protocolos y estándares específicos de la FAA y conocedor de los reglamentos de medicina de aviación.

Tras la revisión, la FAA determinó que esta denegaría la solicitud del piloto o bien otorgará un certificado médico sin restricciones o de emisión especial o dictamen técnico de desempeño como se le conoce en México. Si el piloto recibe un apto, este será por tiempo limitado y es posible que requiera un seguimiento y evaluación adicionales de tipo periódica. 

Si bien requiere mucho tiempo y es costoso, en función de los riesgos de seguridad que plantean los síntomas del TDAH, la FAA ha establecido este protocolo de evaluación de riesgos basado en la evidencia para salvaguardar tanto al piloto como al sistema de espacio aéreo. En resumen es sumamente complicado otorgar un certificado de aptitud a pilotos en estas condiciones.

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