El aeropuerto de Auckland (AKL), Nueva Zelanda, anunció que invertirá en tecnología de biofiltración y gestión de humedales para evitar futuras inundaciones similares a las que experimentó cuando azotó el ciclón Gabrielle en enero de 2023.
Se estima que 9.8 pulgadas de lluvia inundaron Auckland el 27 de enero de dicho año, lo que generalmente equivale a la lluvia de todo un verano para la ciudad.
El aeropuerto se vio obligado a cerrar cuando se declaró el estado de emergencia, dejando a cientos de personas varadas, señalaron medios de información internacionales.
Ahora, el Consejo de Auckland ha revelado los planes del aeropuerto para la próxima década para reducir el impacto de futuros fenómenos meteorológicos extremos.
Según la directora de inundaciones y sostenibilidad, Ellie Callard, Auckland, como la mayoría de los aeropuertos, contiene mucho hormigón, pistas y edificios, pero al mismo tiempo el aeropuerto también hace una gran inversión en aguas pluviales.
Según un estudio de 2020 sobre el riesgo de que las pistas de los aeropuertos queden bajo el agua realizado por ResourceWatch, la razón por la que los aeropuertos están amenazados por inundaciones o aumento del nivel del mar es el hecho de que muchos de ellos aprovechan las áreas bajas y planas, como se requiere en las pistas largas para facilitar el despegue y aterrizaje.
Este tipo de tierra suele encontrarse cerca de grandes masas de agua (humedales, marismas y llanuras aluviales) y esas zonas son especialmente susceptibles al aumento del nivel del mar y a las marejadas ciclónicas.
El Ayuntamiento de Auckland afirmó que el aeropuerto está invirtiendo en “tecnología líder a nivel mundial” diseñada para mejorar la captación, la filtración y la calidad de la descarga del agua.
El aeropuerto planea utilizar tecnología de biofiltración y técnicas mejoradas de manejo de humedales que capturarán, retendrán y tratarán las aguas pluviales en el sitio, por primera vez en Nueva Zelanda.
El Aeropuerto AKL también está trabajando para restaurar tierras contaminadas, históricamente utilizadas para entrenamiento de extinción de incendios, y está trabajando con iwi (tribus maoríes) y grupos comunitarios en limpiezas costeras y comunitarias, programas de plantación y protección de la vida silvestre.
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