El satélite EarthCARE construido por Airbus y que será lanzado próximamente por la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene por objetivo ayudar a los científicos a arrojar nueva luz sobre la complejidad de las nubes y su impacto climático.
“Dado que cubren permanentemente alrededor de dos tercios del planeta, el impacto de las nubes en el clima es enorme”, afirmó Thorsten Fehr, científico de la misión EarthCARE de la ESA.
“Actualmente, las nubes tienen un efecto de enfriamiento en el clima, pero este puede disminuir en el futuro, lo que conducirá a un efecto de calentamiento adicional”, añadió.
Sin embargo, se explicó que los datos relacionados con las nubes utilizados en los modelos climáticos actuales aún no son lo suficientemente sofisticados como para tener en cuenta todos los efectos de las nubes.
“Los científicos necesitan representaciones de nubes más realistas para mejorar los modelos climáticos. Eso es lo que EarthCARE les permitirá hacer”, agregó.
Una vez en órbita, los instrumentos de monitoreo de última generación de EarthCARE analizarán la composición y distribución de aerosoles y nubes, su estructura y comportamiento, y cómo interactúan con la radiación solar y la energía de la superficie de la Tierra.
Los investigadores utilizarán los hallazgos del satélite para modelar cómo interactúan los parámetros, abriendo el camino a nuevas predicciones del cambio climático basadas en observaciones integrales de las nubes.
*El papel de las nubes*
Los científicos explicaron que las nubes son un regulador clave de la temperatura de la Tierra, calentándola o enfriándola, pero su impacto climático puede variar según su composición y su interacción con la radiación solar y terrestre, ya sea reflejándola o atrapándola.
“Son una parte tan importante de nuestra vida diaria que fácilmente podemos pasar por alto la complejidad detrás de su belleza”, señaló Airbus, quien encabeza la investigación de EarthCARE.
Las nubes cambian constantemente de forma a medida que se mueven por el cielo. Los millones de pequeñas partículas que contienen, en su mayoría gotas de agua y cristales de hielo, también están en constante movimiento; se fusionan, congelan o derriten, se evaporan y condensan, determinando la formación de nubes y cuándo y dónde llueve.
Estos parámetros que cambian rápidamente hacen que el modelado de la nube sea un desafío, a menos que podamos verlos con claridad. Las nubes se clasifican en diez tipos principales según su forma y altitud.
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