La agencia nuclear rusa Rosatom anunció la semana pasada el desarrollo de un nuevo motor de propulsión basado en la fisión nuclear térmica, y no en la propulsión química como el resto de sistemas.
Hay problemas financieros para viabilidad del proyecto debido a la crisis a la que está haciendo frente el país. Rusia ya ha lanzado satélites al espacio con éxito entre los años 60 y los 80.
Rusia pretende adelantar los 18 meses de viaje que supondría intentar llegar a Marte a través de la propulsión química, y asegura poderlo lograr en 45 días y gracias a la fisión nuclear. De hecho, han puesto fecha a un lanzamiento -- 2025-- y se está intentando lograr el apoyo financiero y político necesario para el proyecto.
Actualmente, Rosatom sólo cuenta con 15.000 millones de rublos para los próximos diez años, el equivalente a 192 millones de euros --un quinto de lo que necesita la NASA para el cohete del transbordador SLS de la Misión a Marte--. El proyecto ya surgió en 2010, pero es ahora cuando se necesita el financiamiento y la visibilidad pública.
Esta técnica ya fue utilizada por Rusia durante la Guerra Fría. Los primeros satélites con propulsión nuclear fueron lanzados al espacio en 1967. Durante años posteriores se experimentó con el litio como refrigerante. Aunque las limitaciones actuales son diferentes: el peso. Los satélites no pesan nada comparado con una nave espacial autónoma, habitable y funcional.
Algunos plantean ahora los términos de seguridad que plantea el proyecto, ya que esta tecnología no estaría regulada por las leyes internacionales en tema de energía nuclear. Además, la basura espacial --que ocasionalmente podría llegar a la Tierra-- supone otro gran problema. En 1978, un satélite soviético de propulsión nuclear se estrelló en el norte de Canadá, esparciendo residuos radiactivos sobre 124.000 kilómetros cuadrados.
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