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05/05/2024

Atlas y su malabarismo

Sebastian Pinelli / Domingo, 11 Diciembre 2022 - 21:05

Boeing ha dejado de construir el mítico 747 y el último avión salió de la línea de producción en la planta de Everett la semana pasada. Con matrícula N836GT, la aeronave será pintada y entregada en febrero a la aerolínea carguera Atlas Air, quien compró los últimos cuatro 747 producidos. La norteamericana Atlas será la mayor operadora de 747s en el mundo, con 57 aviones, 15 de los cuales son modelo 800, el avión carguero más grande del mercado.

El último par de 747s de Atlas operarán para Kuehne+Nagel, la mayor freight forwarder del planeta, en un contrato ACMI (Aircraft, Crew, Maintenance and Insurance) o “mojado”. La compañía suiza está incursionando en el transporte aéreo propio, casi al mismo tiempo que otra gran empresa transportista, la Mediterranean Shipping Company (MSC). Por su parte, la naviera MSC, también en nueva aventura aérea con contrato húmedo con Atlas, recibió el primero de cuatro Boeing 777-200 nuevos y tuvo su operación inaugural la semana pasada, volando rutas entre el saturado AICM, Indianápolis y Bélgica.

La apuesta de MSC y K+N con Atlas se da cuando los volúmenes de carga mundiales caen moderada pero sostenidamente mientras la oferta de kilos aéreos aumenta, lo que ha provocado que varias aerolíneas cargueras cancelen o pospongan sus planes de apertura o expansión. No obstante, la situación de MSC y K+N puede ser distinta, ya que ofrecen transporte aéreo como complemento de su exitoso servicio de contenedores marinos.

Estos contratos otorgaron un alivio crucial a Atlas en los resultados del último cuatrimestre, dado que su dueña Atlas Air Worldwide Holdings (AAWH) está en proceso de venta y hace días sus accionistas aprobaron que sea adquirida por un consorcio liderado por Apollo Global Management (los dueños mayoritarios de Aeroméxico que le tienen echado el ojo a CitiBanamex) en un trato de 5,200 millones de USD. La venta incluirá las subsidiarias de AAWH, que son la ya mencionada Atlas Air, así como Polar Air, otra aerolínea (copropiedad de Atlas y DHL) galardonada como la mejor línea carguera del mundo durante los últimos tres años, y la arrendadora de aeronaves Titan Holdings.

La aprobación de la venta fue unánime, quizá para evitar afectaciones por la controversia en la que está envuelta Polar Air, que fue demandada por 18 millones de dólares por la empresa logística Cargo On Demand (COD), denunciando fraude, chantaje, fijación de precios y tráfico de influencias. COD expuso una cadena de cobros ilícitos por parte del ex-Chief Operation Officer de Polar, Lars Winkelbauer, su equipo de VPs y directivos, en la cual listaban los precios de Polar como los más económicos del mercado, pero cobraban por separado tarifas adicionales obligatorias de consultorías, acarreando un total de 4 MDD para sus molinos durante casi siete años. En agosto del año pasado, Lars les dijo que ya no hicieran esos pagos y se peló, y COD cayó de la gracia de Polar ya que la aerolínea acusó a COD de dar sobornos por trato preferencial. 

Adicional al movimiento de carga, Atlas también posee 747s de pasajeros para volar equipos de la NFL y otros deportes, así como transporte de tropas del ejército estadounidense, con quien tiene varios de sus contratos más importantes. AAWH transporta lo que el Departamento de Defensa necesite: soldados, vehículos, armamento, o vuelos chárteres (a pedido) para situaciones especiales. Un ejemplo de estos vuelos especiales fueron las llamadas “entregas extraordinarias”, que eran prisioneros transportados ilegalmente entre países para ser torturados e interrogados, según un reporte de Amnistía Internacional del 2006, en cual Atlas Air y Southern Air, empresa a la que AAWH adquirió en el 2016, son mencionados. De hecho, Southern Air se llamaba antes Southern Air Transpot y era propiedad de la CIA en los 80s, y fue como la agencia contrabandeó armas hacia Nicaragua e Irán.

Como su nombre lo evoca, Atlas sostiene gran parte del cielo sobre sus hombros, y la hazaña no prueba ser fácil, pero sí enormemente redituable. El poseer esa gran rebanada de capacidad aérea requiere de reinversión y negociación constante, así como de diversificación, y otorga privilegios que permiten la corrupción, demostrando que en todos lados se cuecen frijolitos, sólo que algunos les dicen beans.

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