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29/03/2024

La pluma de Saint-Exupéry en el AICM

Juan A. José / Miércoles, 10 Octubre 2018 - 09:47

De la misma manera como solía suceder con los grandes escritores de antaño -que no habían descubierto aún la maravilla de un procesador de textos-, es posible imaginar que la tinta fluía con alegría de la pluma entre los dedos de la mano de Antoine de Saint-Exupéry.

Dicen los que tuvieron el privilegio de conocerlo que adoraba su bolígrafo Parker, es decir, su instrumento de escritura, que empleaba para trasladar a la hoja en blanco lo que la aeronavegación celestial le obsequiaba.

Actualmente, y a más de cien años del nacimiento de este clásico de clásicos, la pluma de Saint-Exupéry ronda los aeropuertos del mundo entero, incluyendo el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde hasta ahora la única forma de tenerla era a través de su obra maestra, El Principito, que invariablemente forma parte de la oferta de títulos en las librerías.

Y es que a diferencia de un Charles Lindbergh -presente desde hace más de cincuenta años en las instalaciones del AICM en forma de busto en la Sala de Exposiciones, aunado a una cafetería con su nombre en Salas de Última Espera de la Terminal 1, y con su imagen plasmada en el mural titulado “La Conquista del Aire por el Hombre” del mexicano Juan O’Gorman, ubicado en la Terminal 1 y replicado en la Terminal 2-, el escritor y aviador galo es virtualmente un desconocido en el principal aeropuerto de América Latina.

Por eso, me da un enorme gusto poder observar hoy su estampa en el aeródromo capitalino, en el marco de una atractiva -y podría decir brillante- campaña publicitaria orquestada por el fabricante alemán de instrumentos de escritura Montblanc.

En ella se puede ver a Saint-Exupéry y a su inmortal Principito como motivos para homenajear el poder de la imaginación. Además, y para delicia de los fanáticos del personaje -que estimo en miles entre quienes transitan por las instalaciones aeroportuarias-, los productos que componen esta fina y costosa línea especial son exhibidos en los locales de las tiendas libres de impuestos del AICM.

Los diseños de los displays e imágenes hacen verdadero honor al Principito, trasmitiendo un poderoso mensaje de creatividad y sensibilidad al mostrar, por ejemplo, al actor Hugh Jackman interpretando el papel de un amoroso padre que le “dibuja un cordero” a su hijo. ¡Touché!

¿Qué pensaría Saint-Exupéry de ello? Creo que su opinión estaría fuertemente influenciada por las hipotéticas ganancias que hubiese obtenido por el uso de su imagen. Y es que, si bien humanista por excelencia, mi amigo Toño no estaba peleado con la buena vida, tan buena como la que se puede asociar con cualquier cosa que tenga que ver con el Principito, algo que estoy seguro no pasó desapercibido a los creativos de la agencia publicitaria que maneja la marca Montblanc, quienes sin duda supieron entender el valor de la pluma de ese gran artista y piloto, pero en especial ser humano, al que doy la bienvenida a mi casa, que de alguna manera es el AICM.

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