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17/04/2024

Paro de pilotos de ASPA

Gonzalo Carrasco / Miércoles, 29 Noviembre 2017 - 18:16

El día de ayer se provocó un verdadero caos en la terminal dos del AICM, la afectación a pasajeros fue bestial, hubo algo así como diez mil afectados, es algo reprobable a todas luces. Nunca he estado a favor de afectación alguna ni a pasajeros, ni a la empresa, ni a la organización sindical y mucho menos deliberada. Los hechos indican que un piloto se encontraba, presuntamente, indispuesto para volar, es decir, incapacitado médicamente a realizar la delicada labor de llevar con bien a seres humanos de un lugar a otro. En este caso existen dos responsables, la empresa que en realidad forzó al piloto a efectuar su trabajo, lo cual, en caso de comprobarse sería totalmente reprobable y, no solo eso, sino sería acreedora a una responsabilidad penal, pero, al grado de ser cerrada. Y el otro responsable es el piloto quien a pesar de saber que se encontraba indispuesto, o sea médicamente incapacitado y sabiendo que existen medios para informar y tomar las acciones pertinentes para ser suplido por otro y ser atendido como es debido y lo merece, optó por ponerse en riesgo él y los pasajeros que transportó.

Como se puede apreciar, en ambos casos existen responsabilidades delicadísimas y serias, que adquieren un tinte extremo al poner en alto riesgo la seguridad de los pasajeros. Cualquiera de las dos posiciones, si es como cada quien lo afirma, conlleva responsabilidades, que incluso pudieran ser penales y las sanciones serían de consecuencias descomunales. De aquí se deriva la urgente necesidad de llevar a cabo una investigación que esclarezca las cosas y, en su caso, deslinde responsabilidades. Dada la polarización de los participantes, en este caso se haría necesario que un tercero, preparado y enterado de estas cuestiones, llevara a cabo las investigaciones que juzgue sean necesarias y se esclarezca el hecho que va mucho, pero mucho más allá de la afectación ciertamente reprobable a los viajes de los pasajeros. Como se aprecia las consecuencias comprometen seriamente a ambas entidades, si la empresa fue la que incurrió en los hechos, la sanción podría afectar, incluso su existencia como tal. Por el otro lado, si fue el piloto quien incurrió deliberadamente en los hechos, también podría hacerse acreedor a sanciones serias.

Por supuesto que la organización sindical, que siempre se ha caracterizado por su congruencia y seriedad, y dicho por su representante principal, su secretario general, esta fue una acción no promovida por los órganos internos que están facultados para llevar a cabo afectaciones tan serias. El haberlo hecho, porque pudiera suceder, sería porque se viven momentos de verdadera guerra, que no es el caso. El problema se genera por la posición enfrentada de una de las entidades de ASPA de México, nada menos que la secretaría de trabajo del sindicato. Como también fue mostrado con los hechos lamentables sucedidos ayer, Aspa no recurre a este tipo de enfrentamientos extremos para dirimir sus diferencias con la contraparte empresarial, esto fue mencionado por el secretario del interior del organismo. Existen canales establecidos aceptados y legales para resolver diferencias, así como las hay al interior de la institución sindical y que no se han respetado, según también se dijo.

Se ha mencionado que el fondo del asunto tiene que ver con las declaraciones de una senadora del PRI que pretende hacer legal el aumento a cien horas de vuelo el trabajo de los pilotos así como la propuesta de permitir que pilotos extranjeros operen aeronaves mexicanas. Puedo afirmar que ninguno de estos hechos, también aberrantes, tiene que ver con el paro sorpresivo de las operaciones de más de cuatro decenas de importantes vuelos de Aeroméxico. El meollo del asunto tiene que ver con algo que tenemos los seres humanos y que se torna abrasivo si no se toman las medidas pertinentes y oportunas, las diferencias de apreciación y de intención de grupos sindicales antagónicos, en los hechos. En ASPA como en cualquier organismo que tiene que ver con grupos humanos, existen formas diferentes de pensar, siempre ha sido así, solo que ahora está bien claro qué hay diferencias insalvables que no debieran serlo, es más, las diferencias entre individuos debiera fortalecer a la propia organización y como es evidente, en este caso la perjudica enormemente en su calidad moral.

Las posiciones son bien claras, hay quien quiere hacer sindicalismo de una forma y hay quien ve en esta manera de hacer las cosas una proclividad hacia el patrón. Independientemente de una opinión u otra será el grueso de los pilotos sindicalizados, o debería serlo, quien decida de qué manera deben ser las relaciones sindicato-empresa, considerando en que en una u otra forma existen consecuencias que habrá que afrontar. Por ahí dicen que no hay necesidad de matar moscas a cañonazos, hay quien piensa que esa es la única forma en que su adversario le respete y habrá quien piensa que las confrontaciones deben ser graduales y consensuadas. Habrá que ver qué quieren los pilotos, ellos deberán decidir si este tipo de acciones, diferentes a las comúnmente tomadas desde hace mucho tiempo, es lo que quieren para dirimir sus diferencias con la empresa. Prácticamente habrá qué mutar de una forma de hacer sindicalismo a otra mucho más radical. Ahora es cuando se hace necesario que participe el grueso de los pilotos quienes normalmente no lo hacen, siempre se espera a ver qué se hace, qué hace el de junto, ahora, es tiempo de tomar cartas en el asunto, no se puede posponer más.

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor.

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