Busca garantizar un contagio nulo a la tripulación
La empresa de ambulancias aéreas, Airlink Air Ambulance, adaptó una cabina de aislamiento especial para garantizar una posibilidad casi nula de contagio a las tripulaciones que realicen traslados de pacientes con enfermedades infectocontagiosas como el COVID-19.
Esta cabina cuenta en su interior con una presión negativa, por lo que succiona aire del exterior para que el usuario pueda respirar y posteriormente atraviesa cuatro filtros de grado médico para remover en su totalidad los microorganismos que pudiera expulsar el paciente a través de gotas o aerosoles.
“Al generar esos aerosoles y pasarlos por los filtros garantizamos sobre todo que el contagio a la tripulación médica y a los pilotos, sea prácticamente nulo o con una protección muy cercana a más del 90%”, dijo Miguel Cortés, médico de ambulancia aérea en Airlink Air Ambulance.
Recientemente Airlink Air Ambulance adquirió esta cápsula de aislamiento para transportar a personas infectadas con coronavirus por vía aérea, explicó el Capitán Rogelio Muñoz, jefe de pilotos de la empresa. El equipo será utilizado a bordo de sus aviones Lear Jet 35 y Cessna Citation III.
Desde que el paciente inicia su traslado de un hospital a otro centro de salud debe estar dentro de la cabina, con el fin de evitar el contagio a otras personas. Tanto los pilotos como la tripulación médica deben utilizar en todo momento un traje de protección de cuerpo completo con especificaciones “Tyvek” manufacturado en materiales no porosos, es decir, impide que partículas del exterior puedan penetrar en el traje.
Adicionalmente, la tripulación utiliza goggles de grado médico, una escafandra hecha en acrílico transparente para prevenir salpicaduras, cubrebocas tipo N95 y guantes de nitrilo, un par de protección y otro de trabajo.
“Lo más importante al realizar estos traslados de pacientes con enfermedades infecciosas altamente contagiosas es hacer un plan perfecto, o casi perfecto, de todo lo que puede complicarse o suceder durante el trayecto para intentar manipular al paciente lo menos posible. Se debe hacer un buen trabajo en tierra para que no se tenga que hacer casi nada en el aire”, explicaron.
Una vez que el paciente es entregado para su traslado al centro de salud, el equipo utilizado por la tripulación debe ser cuidadosamente retirado con el fin de no entrar en contacto con partículas contagiosas que pudieron haberse adherido a las piezas de protección. Piezas como Los goggles y un guantes de trabajo pueden ser desinfectados y reutilizados, mientras que el traje tipo Tyvek y los guantes de protección son desechados para su incineración.
De acuerdo con el médico, el proceso de remoción del traje de protección es una de las etapas que comprometen más la seguridad de las tripulaciones, por lo que se debe realizar con extrema precaución.
La limpieza de las aeronaves
Una vez que se concluye con el traslado de un paciente afectado por una enfermedad infectocontagiosa es necesario limpiar el avión utilizando la técnica de las tres cubetas: la primera de ellas contiene agua con jabón, otra con agua para el enjuagado y una última con desinfectante.
El proceso de realiza desde la parte de atrás de la aeronave hacia adelante y de arriba hacia abajo, incluyendo todo el equipo que estuvo a bordo del viaje. Finalmente, se utiliza un pulverizador para cubrir la aeronave y el equipo con la solución desinfectante.
Días después se toman cultivos y son llevados a un laboratorio en donde se comprueba que no exista ningún tipo de moho, bacterias, u otros organismos en el avión.
Para finalizar, la tripulación resaltó que la ambulancia aérea es un modo de traslado incomparable cuando una persona enferma no tiene posibilidad de recuperarse en un plazo corto, entre 24 y 48 horas, pues de esta manera se puede reubicar a una persona desde un lugar con servicios de salud básicos, a un sitio en donde pueda recibir una mejor atención médica.
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