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19/04/2024

Verónica Cervantes: mujer de alas tomar

Jorge Castellanos / Miércoles, 7 Marzo 2018 - 00:07
La segunda piloto femenina de Aeroméxico y capitán del 777 se alista para comandar el Dreamliner

Si te dijeran que una persona lleva casi 37 años de actividad en el mismo campo profesional, probablemente pensarás que sus inicios debieron haber sido algo así como una revolución existencial o un despertar de conciencia.

En cambio, para Verónica Cervantes, comandante de 58 años y piloto desde 1981, cada paso en su vida lo ha dado de manera natural. Eso sí, siempre en la forma de nuevos comienzos: como cuando cambió el Turismo por la cabina de mando; o cuando tuvo que dejar México para trabajar en Panam y luego volvió. O recientemente, cuando le dijo adiós al Boeing 777-200ER y, un par de días después, empezó su entrenamiento para tomar los controles del Dreamliner.

Al igual que a otras mujeres de aviación, la carrera de Vero –como se refieren a ella cariñosamente sus colegas en Aeroméxico– le ha dado muchas satisfacciones. La más importante: hacer lo que le gusta y como le nace hacerlo.

“Realmente no me hace falta nada. Quiero llegar a mi retiro –que será muy pronto– con el convencimiento de que cumplí mi misión, de que lo hice lo mejor que pude. Estoy muy feliz”, comentó en entrevista con A21.

Pero haber volado el avión más grande de la flota nacional y haber sido la primera jefa a cargo de una plantilla de 100 pilotos no quiere decir que se hayan terminado los retos. Por el contrario, Vero lleva una semana asistiendo a un programa de adiestramiento para comandar los aviones 787, equipos con los que seguirá recorriendo tramos medios y largos en la red internacional de la aerolínea del caballero águila:

“Es un avión mucho más pequeño pero muy moderno. El Dreamliner tiene, por ejemplo, un ambiente más humidificado. Así se cansa uno menos. Y tiene iluminación más completa. Es un avionsazo, afirmó.

La capacitación durará alrededor de 3 meses y comprenderá exámenes teóricos, sesiones en simulador fijo y móvil, y pruebas en ruta.

Al finalizar, las cuatro barras y más de 17 mil 500 horas de vuelo le garantizan a Vero seguir ocupando el asiento izquierdo en la nariz del avión. Desde ahí, llevará la voz cantante, también bajo sus propios términos.

“Como jefa, jamás he tenido que gritar en la cabina. El don de mando no te lo da una gorra, una barra, un asiento. Es inherente a ti”, apuntó.

Avión con lágrimas pintadas

Aburrida pero soñadora

Al preguntarle sobre si ha tenido que enfrentar algún momento de tensión, la piloto contesta que no pues, como “ella es muy aburrida, nunca le pasa nada”. Excepto en dos ocasiones:

“Íbamos volando y me pegó un rayo. Todo se puso oscuro y ya... ¡salimos de esa! Luego, aterrizando en México, una vez me tocó un viento cortante, un fenómeno que se llama ‘windshear’. Es cuando uno dice: ‘¡qué barbaridad! Aquí desquité todo el sueldo del mes’”.

Pese a que era muy joven (17 años) cuando tuvo su primera hora de vuelo, Vero perseguía otra vocación pero las circunstancias quisieron que tomara las alas en vez de quedarse como pasajera:

“Quería estudiar Turismo y de hecho estaba inscrita en la escuela de Lausana, Suiza, pero vino una devaluación muy fuerte y me quedé en México. Y a la vez empecé a estudiar aviación… y me gustó”, contesta sin atajos, y añade: “yo tuve un sueño de chica, que era viajar, conocer gente, conocer países… y heme aquí”.

Pastel de despedida

El cielo y el género no son límites

Con la misma franqueza con que relata sus logros, así también opina del ambiente laboral que ha vivido al lado de sus compañeros varones, de quienes se expresa en los mejores términos:

“A mí nunca me han pagado ni más ni menos que a otro piloto hombre en la misma posición que yo. Entonces, en ese rubro sí soy un poco aburrida porque a mí nadie me ha discriminado nunca. También sé de compañeras que están muy contentas –a la fecha somos 65 mujeres pilotos, menos comandantes que primeras oficiales–, pero me da muchísimo gusto saber que están entrando cada vez más y que las mujeres se están interesando en incurrir en campos que hasta ahora eran, supuestamente, para personas de sexo masculino”.

Así, cuando le llegó el llamado de la maternidad (tiene 2 hijas), no hubo drama ni mucho menos dudas: sólo dejó de laborar el tiempo prescrito por los médicos y, cuando estuvo apta para volver, tomó la capacitación de rigor y retomó su bitácora.

Finalmente, Vero ofrece a aquellas jóvenes que tengan un sueño, el consejo que ella misma ha comprobado que da mejores resultados: que se lo crean.

Muchas veces, el mayor obstáculo nos lo ponemos nosotras: ‘es que no voy a poder’, ‘es que qué van a decir’, ‘es que tal vez sea mejor un...’, ¡NO! Es muy bueno que se crean lo que ellas quieran porque así es la única forma en que lo pueden lograr.

Piloto en motor

 

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