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17/04/2024

La transición a un nuevo mundo aéreo

Rosario Avilés / Lunes, 25 Marzo 2019 - 21:07

Es muy pronto para saber cuál será la conclusión del drama que vive el B737 MAX. Es obvio que la Boeing es mucho más que un modelo específico e incluso es posible que una vez analizado el caso por los investigadores de los accidentes ocurridos en estos 6 meses (el de Lion Air y el de Ethiopian Airlines), se encuentre un remedio definitivo al problema que llevó al desplome de ambas aeronaves (y a la muerte de 346 personas).

Lo realmente significativo, es que la industria de la transportación aérea empezó a entender que aún estamos lejos de haber trascendido los días en que “no había mucho que aprender” pues los índices de seguridad se mantenían muy bajos, y los accidentes no implicaban la muerte de todos los ocupantes del avión. Esto se llegó a creer y sin duda así era con las tecnologías que se llegaron a desarrollar, los procedimientos, los sistemas de seguridad para empresas, países y aeropuertos.

Pero la carrera tecnológica ha vuelto a poner en la palestra la pregunta de si algún día la máquina suplirá al factor humano en la cabina. Por lo pronto, parece, no será así y hay que contar con los tripulantes -y respetarlos y sumarlos a todos los nuevos desarrollos- so pena de encontrarnos con que los procesos demasiado automatizados aún no están suficientemente probados ni son tan seguros como se creía.

Por otro lado, sin embargo, el tema irá a niveles más profundos. Los entretelones que han ido destapando diversos medios de comunicación en Estados Unidos, como New York Times, Wall Street Journal y otros- muestran que lo menos que ha sucedido es que los procesos de desarrollo tecnológico en la industria están atropellando los tiempos razonables de análisis y ensayos sustantivos. Todo en aras de la competencia en el mercado.

Otro punto que es sumamente preocupante, es la aparente complacencia de la Agencia Federal de Aviación para certificar procesos. Aquí la responsabilidad es doble: por el lado de la FAA al no actuar con el rigor esperado y de la empresa por sacar adelante sus nuevos modelos en tiempo récord. En todo caso, el daño reputacional es grande y no vale lo que se pretendía obtener de ganancias en este modelo específico.

En otro sentido, estamos también asistiendo al fin de una era. Es evidente que el mundo occidental ya no será el único que definirá el futuro de las industrias aeronáutica y de transporte aéreo. Jugando con las reglas de occidente, la industria aérea de la región Asia- Pacífico es la más pujante, crece a tasas sostenidas y su industria aeronáutica aprende muy rápido.

El caso de China es emblemático. Sólo este país absorberá el 20% de las 7,400 aeronaves que el mundo necesita en los siguientes 20 años y es posible que muchos de ellos sean ya construidos en su territorio bajo firmas nacionales. Asia le ha apostado a esta industria y sin duda será el gran protagonista en el futuro.

Sin embargo, es fundamental que la aviación siga respondiendo a los criterios de seguridad ante todo y de eficiencia en segundo término, para que el transporte aéreo siga siendo fiel a los principios que lo han hecho el transporte más seguro del mundo, sin lo cual no crecería de la forma como lo hace.

Nos estamos asomando a un nuevo mundo y parte de ello será el desarrollo de tecnologías con las que habremos de aprender a convivir y esto implica que el factor humano jamás sea desatendido, ni del lado de los trabajadores de la aviación ni del lado de los usuarios. Estas son las dos variables críticas que lo hacen posible.

Lo oí en 123.45: Sigue llegando a cuentagotas el dinero para los trabajadores de Mexicana de Aviación, pero es indispensable que haya una solución de fondo. E-mail: raviles0829@gmail.com; twitter: @charoaviles.

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