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24/04/2024

De las libertades y las realidades

Rosario Avilés / Martes, 6 Octubre 2015 - 10:03

En la discusión sobre el convenio bilateral aéreo que el Ejecutivo mandará al Senado, hay puntos que no quedan claros. Por una parte, el todavía titular de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), asegura que el convenio que se enviará para ser aprobado es “exactamente el mismo que se firmó en noviembre del 2014 en la Ciudad de México y en la cual estuvieron presentes varios agentes de la industria, incluyendo a los trabajadores”.

Sin embargo, no mencionó que después de dicha firma, justo cuando él mismo se estaba reestrenando al frente de la DGAC, hubo reuniones subsecuentes en Washington de cuyo contenido no informó.

Ha trascendido que los acuerdos entre México y Estados Unidos rebasan con mucho el tema aéreo. Se trata de un gran acuerdo de logística y transporte que involucra muchos temas.

El asunto es que, al menos en materia aérea, su aprobación implicaría lo que en Estados Unidos se ha llamado Cielos Abiertos y que no es sólo un tema de quintas libertades sino de séptimas y de octavas, es decir, cabotaje duro y puro.

Pero vayamos por partes. Lo que se negoció en noviembre pasado es la revisión del Convenio Bilateral Aéreo entre Estados Unidos y México que data de 1960 y que ha tenido unas seis revisiones subsecuentes.

En la versión actual hay negociadas rutas por pares de ciudades (o sea: México-Washington, Cancún-Miami, etc.) que son terceras y cuartas libertades (derecho de volar de ida y vuelta por aerolíneas de los dos países). La limitación hasta ahora es que en varias ciudades hay sólo dos aerolíneas designadas y en ciertos destinos hay tres.

Hay, además, algunas quintas libertades negociadas (es decir, el derecho de volar entre una ciudad, digamos México, y Nueva York y de ahí continuar “más allá”). Estas quintas son unas 20 y casi no se han usado, en particular las 6 quintas a las que México tiene derecho. Este debería ser un parámetro de lo que nos espera.

La novedad en la versión signada en la Ciudad de México en noviembre del 2014 es que las terceras y cuartas serían ilimitadas en ambos países en todas las rutas (cualquier aerolínea podría volarlas, siempre y cuando Estados Unidos lo permita, claro). Además, se quedarían las quintas mencionadas.

La otra versión, la que nadie conoce pero que se advierte en las cartas cruzadas entre el todavía titular de DGAC y el director del Bureau Internacional de Aviación del Departamento del Transporte (DOT), es que, una vez que el Senado le diera el visto bueno, la DGAC y el DOT podrían extender el acuerdo a séptimas y octavas libertades, al menos en carga, es decir, el derecho de recoger mercancía en una ciudad digamos de Estados Unidos, llevarlos a otra de México, de ahí transportar a otra ciudad en México y luego a un tercer país. Ida y vuelta e incluso volar en México como nacional.

Esto que en buen español se llama cabotaje, en lenguaje “negociación bilateral” se llama Cielos Abiertos con un país que tiene 20 veces la flota que México posee. Lo peor es que no se están considerando salvaguardas y sin ellas nuestra aviación está condenada a desaparecer.

Lo muy curioso es que hay muchos mexicanos que todavía creen que si se abrieran los cielos bajarían los precios y las aerolíneas tratarían a los usuarios como reyes (¡qué bien se ve que no vuelan con frecuencia entre ciudades pequeñas de aquel lado del Bravo!). Que le pregunten a los paisanos.

Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.

E-mail: raviles_2@prodigy.net.mx

Twitter: @charoaviles

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