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23/04/2024

Nueva tecnología y complacencia... peligrosa combinación

Francisco M. M… / Jueves, 22 Septiembre 2016 - 10:26

Las estadísticas así lo demuestran, y hoy mismo el avión es el transporte más seguro que existe: resulta mucho más peligroso transportarse en automóvil o en tren y más aún en motocicleta y bicicleta.

Muere más gente al año en accidentes en las calles de las grandes ciudades del mundo, o en las carreteras que en accidentes aéreos, aunque son estos los que llaman más la atención de los medios desde siempre.

La tecnología utilizada en las aeronaves comerciales que vuelan en la actualidad es la más avanzada que existe y además los modernos sistemas instalados a bordo cuentan con respaldos o sistemas secundarios que son tan sofisticados y tan de alta calidad tecnológica como los principales.

En las investigaciones actuales sobre incidentes y accidentes es muy difícil encontrar como causa probable alguna falla mecánica en los motores o en los sistemas instalados en los aviones, y cuando esto llega a suceder nuevamente el factor humano es el que puede llegar a fallar en su relación y el manejo de esta avanzada tecnología.

Poner un avión en el aire y llevarlo a su destino implica un complicado proceso que involucra a mucha gente y justamente es en el factor humano, cuando nacen la mayoría de los errores, y omisiones y un incidente o un accidente siempre es el resultado de una cadena de ellos.

Pero de cara a los últimos incidentes y accidentes registrados en donde la causa probable es un error humano, muchos nos preguntamos si el aviador comercial de la actualidad está verdaderamente consciente y comprende la tecnología que tiene en las manos, porque una cosa es manejarla y otra muy distinta es entenderla.

También vale la pena preguntarnos si el piloto está preparado para hacer la transición rápida y efectiva desde el vuelo en base a la más alta automatización hasta los principios básicos del vuelo manual cuando es requerido.

Los programas de adiestramiento cumplen con los requisitos internacionales, pero ya es hora de modificarlos y modernizarlos para ponerlos a la altura de lo que requiere el manejo de esa nueva tecnología de la que se dispone, pero es vital hacerlo tomando en cuenta el factor humano y su interrelación con las nuevas tecnologías.

Esa misma tecnología que el piloto maneja parece estar convirtiéndose en una de las causas de la complacencia en que se ha caído, y esto incluye a autoridades, empresarios, administradores y personal de tierra, y lo que es peor, ha alcanzado a los pilotos aviadores que son la última línea de defensa para evitar un accidente.

La complacencia a la que me refiero es lo que puede llevar a los profesionales a descuidos, y en su momento a la toma de decisiones erróneas que afectan la seguridad y la vida de miles de pasajeros durante los vuelos y hay muchas pruebas recientes de ello.

Aquí un solo ejemplo, es tal la preocupación sobre este asunto, que autoridades aeronáuticas están urgiendo a las aerolíneas para prohibir a sus tripulantes el uso de Internet o tomarse "selfies", u otro tipo de fotografías cuando se encuentran desarrollando su trabajo en la cabina de mando debido a la distracción que esto conlleva.

Ha llamado mucho la atención un caso especial, que se refiere a un vídeo tomado por el primer oficial de un avión comercial el cual registra toda una aproximación y aterrizaje en condiciones de mal tiempo y baja visibilidad.

¿En dónde quedó la seguridad de la maniobra si uno de los pilotos se encuentra manejando la cámara de su teléfono celular (según lo declaró, para colmo un sobrecargo sentado en la cabina) en lugar de apegarse a sus procedimientos y monitorear la actuación del Capitán y de los sistemas en una maniobra tan delicada?

Y es verdad, se están sobrepasando los límites y lo anterior representa un claro signo de esa falta de atención, de esa complacencia y de ese excesivo nivel de confianza, tanto en las propias capacidades y habilidades como en los sistemas automatizados que difícilmente pueden fallar, pero que cuando sucede sorprende a todos a veces con consecuencias catastróficas.

Estoy convencido que cuando uno se encuentra "allá arriba" no todo es cuestión de velocidad y altura, porque muchos elementos adentro y afuera de la cabina intervienen para lograr la magia del vuelo, pero hay dos cosas que un piloto profesional no puede permitirse: la estupidez y la complacencia porque cualquiera de las dos, o las dos de la mano, lo pueden matar.

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