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25/04/2024

Lo más importante: la gente

Francisco M. M… / Jueves, 17 Marzo 2016 - 00:22

De verdad, ¿en casi tres años no se han podido vender los activos de Mexicana de Aviación o simplemente no se ha querido?

Como ya he comentado alguna vez, en la puesta en tierra de una de las aerolíneas más antiguas del mundo y emblemáticas de México hay culpables y cómplices con nombres y apellidos. La puesta en tierra y todo el proceso posterior ha sido una sombra sobre otra, una traición sobre otra, un agujero dentro de otros y una ilegalidad tapando otras.

Lo peor de todo es que de entre los responsables de llevar a cabo el proceso adelante, no ha habido un verdadero compromiso ni el cuidado necesario, ni tampoco una verdadera preocupación o el interés real sobre lo que, después de todo, es más importante: la gente.

Miles de trabajadores se fueron a la calle gracias a los manejos fraudulentos del Sr. Gastón Azcárraga. Lo que hizo fue ilegal, malo, cochino, feo, desafortunado y todos los calificativos que se quieran usar; sin embargo, hay algo que simplemente no tiene nombre y corresponde a que las autoridades responsables no hayan pensado (aunque lo digan todos los días) en los miles de personas que hoy siguen en el limbo sin su trabajo y sin haber obtenido las liquidaciones que por ley les corresponden.

Algunos de esos ocho mil trabajadores pilotos, sobrecargos, técnicos de mantenimiento y demás personal de tierra y administrativo, han tenido la fortuna de encontrar trabajos en México y en otras partes del mundo, son reconocidos como profesionales muy bien entrenados, aptos y con experiencia.

Todos quienes laboraban en la aerolínea fueron muy afectados de una forma u otra. De entre todos los miembros de la familia Mexicana de Aviación, me parece que los más perjudicados han sido los trabajadores de todas las áreas que estaban próximos a su jubilación, esos empleados que a punto de llegar "a la otra orilla" al cumplir los 60 años de edad han visto truncos sus planes de retiro e incierto su futuro.

Capítulo aparte son los sobrecargos pensionados quienes, en el momento del paro de la empresa, ya disfrutaban de su bien merecida pensión después de décadas de trabajo; pensión de la que dependían para su sustento y, en muchos casos, el de sus familias. De forma inexplicable, el pago de esas pensiones no se ha efectuado a pesar de que podría haberse hecho desde el momento en que la empresa fue declarada en concurso mercantil.

Gastón Azcárraga, desde luego, no pensó en ellos, más bien no le importaron, pero por el manejo que se ha dado al asunto, durante hace ya seis años, se puede decir que tampoco a las autoridades involucradas y al sistema judicial, lo que convierte a esta situación en algo seriamente preocupante.

Hasta hoy se sigue "nadando de a muertito" en el manejo de los recovecos legales, y realmente no se ha visto ni escuchado a los trabajadores. Se sigue actuando con burocracia y lentitud desesperante por razones que sólo esas autoridades saben, en este complicado proceso que no tiene para cuando terminar

La suspensión de actividades de Mexicana de Aviación no fue perpetuada en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, sin embargo, él mismo se comprometió de manera pública a apoyar a los trabajadores en su justa lucha.

Es una pena que su gobierno los haya dejado solos, a pesar de su compromiso y de los varios intentos que algunos inversionistas hicieron para salvar la aerolínea en la que encontraron mil inexplicables y obstáculos para poder hacerlo con el subsecuente beneficio a otras aerolíneas del país.

Como jubilado que soy, no puedo ni imaginar en alguna forma poder sobrevivir si me hubiera encontrado en una situación como la que hoy viven los pensionados de CMA que, en su mayoría, cuentan con una edad en la cual resulta imposible encontrar un puesto estando sin recursos, sin recibir una pensión honestamente ganada con el trabajo de muchos años y, quizá, con familia dependiente.

Tampoco puedo imaginar lo que hoy viven los colegas pilotos o técnicos de mantenimiento que tampoco tienen trabajo, pero comprendo bien a los que se han visto obligados a emigrar al otro lado del mundo dejando atrás familia y amigos.

Hemos sido testigos de la gran frustración, decepción, impotencia, tristeza y, sobre todo, coraje, mucho coraje contra todos aquellos que han perpetuado impunemente este robo a los trabajadores y al país; y también en contra de todos aquellos que lo han permitido.

Lo que le han hecho a Mexicana de Aviación, el proceso tan manoseado y las razones serán motivo de juicio en el futuro, sin duda, y los que tienen deuda económica y moral con los trabajadores, y con México, habrán de pagar, es cosa de tiempo.

No sé por qué tengo la idea de que, a pesar de todo, y porque sus trabajadores siguen luchando como lo han hecho aquellos de PanAm o Eastern, entre otras, Mexicana todavía podría tener alas en un futuro. Lo siento así porque soy testigo cercano de que su gente, esté donde esté, no ha abandonado a su empresa: les sobra sentido de pertenencia y corazón.

¡Mi solidaridad con ellos!

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